Omnipresente Samsung

En un país en el que el iPhone es visto con otros ojos y la Blackberry es un obsoleto objeto del pasado y donde los programas de televisión son pura adicción, una empresa acapara manos y ojos de todo el pueblo coreano: Samsung.
Televisores, frigoríficos, lavadoras, reproductores de audio, seguros de vida, redes de telecomunicaciones e incluso parques de atracciones, barcos y piezas para Airbus. Y cómo no, smartphones. Auténticas tabletas que llevan pegadas a la mano las 24 horas del día. Los coreanos además tienen la tendencia de comprarse los móviles con las pantallas más grandes del mercado con el objeto de ver la tele y jugar: el Samsung Galaxy Note II es el mejor ejemplo. Y el metro se convierte en una verdadera feria electrónica.



Samsung, esa empresa que empezó sus andaduras en los años 30 vendiendo noodles–una suerte de tallarines– y que hasta los años 60 no entró en el mercado de la tecnología, es el orgullo nacional y la primera empresa entre los recién graduados coreanos para comenzar la carrera profesional.

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